Capítulo 14. Sustracción.

Varios años atrás en el tiempo.

Los Móruvel se habían convertido en el poder dominante del mundo, eran una amenaza que estaba extinguiendo gradualmente a todas las demás familias reales, incluidas las de Paso Caol. Por fortuna, la Gran Revolución vino a poner fin a ese legado y tranquilizó las cosas para la élite local. Entonces Dorba regresó como un héroe a su pueblo natal, los nobles que lo rechazaron en su infancia por sus comportamientos poco ortodoxos entre la clase alta, ahora lo admiraban y reconocían. Consideraban que ponerlo al mando del principado pondría al pueblo en alta estima frente al rey Moal. Los padres del recién nombrado príncipe se enorgullecieron de ver que su hijo era un venerado héroe mundial y ofrecieron una gran fiesta en su honor como recibimiento. Dorba cumplió con el protocolo, pero su mente estaba en otro lado, ansiosa de salir hacia el monte para buscar reencontrarse con alguien. 

En la misma desgastada vivienda donde Dorba se escondió de sus perseguidores cuando era un niño, seguía habitando Gaena. A pesar del paso del tiempo, el nuevo príncipe pudo reconocerla inmediatamente. Era una mujer hermosa, con una delgada y pequeña figura, una cautivadora sonrisa y unos inconfundibles y brillantes ojos verdes. Ella se apenó al verlo, no se sentía digna de poder dirigirle la palabra al príncipe del pueblo, pero él se encargó de recordarle rápidamente que para él no existían las distinciones sociales. Corrió a abrazarla y a retomar la amistad.

Reencontrarse con ella fue un alivio, ya que la vida en Paso Caol era muy distinta a lo que él estaba acostumbrado. Desde el instante en que volvió, todo lo que escuchaba eran halagos, cumplidos y comentarios lisonjeros. Él detestaba esto, sólo encontraba paz en las palabras honestas de su amiga de la infancia, con quien platicaba a diario. La relación fluía muy bien, la química entre ambos hizo que pronto se transformara en algo más y el desenlace fuera inevitable. Dorba le propuso matrimonio y ella aceptó sorprendida, a pesar de sus inseguridades por no tener nada material que ofrecerle a un hombre que ya lo poseía todo. Pero esto no podía ser más erróneo, en el día de la boda –ceremonia que nadie en la nobleza aprobaba, pero que no pudieron hacer nada por evitarla–, Dorba recibió el regalo más valioso que jamás obtuvo. Con ojos llorosos, Gaena le entregó un objeto metálico con una vieja carcasa.

- En apariencia puede lucir como un reloj anticuado de poco valor. Pero para mí es una posesión muy preciada, el único recuerdo que me queda de mi familia. Te lo ofrezco como símbolo del amor que te tengo, en señal de que quiero que seamos juntos una familia. 

Aquel reloj de bolsillo se convirtió entonces en el tesoro más valorado por Dorba. La única posesión material de la que nunca se desprendía. Gaena y el príncipe formaron una relación de ensueño, se profesaban un amor como el que pocas parejas llegan a experimentar. Ambos ayudaron a reestructurar Paso Caol apoyando a la gente trabajadora del pueblo a poder salir adelante con una vida digna. No tardaron en ser vistos como la pareja con el corazón de oro. Vivieron juntos las mejores épocas de su vida, sin preocuparse ni angustiarse por sucesos del exterior, hasta que las aguas se agitaron cuando el rey Moal visitó un día Paso Caol. Llegó a pedirle su ayuda a Dorba para liquidar a un nuevo grupo rebelde que germinaba en el bosque. Sabía que, contando con él, los podría exterminar pronto, pues a la cabeza del grupo estaba alguien que le tenía una gran confianza a Dorba.

-Ayúdame a tenderle una trampa a Rioya. Cítalo en un sitio y yo me encargo del resto. –Le pidió Moal con seriedad.

-¿Cómo puedes pedirme eso, Moal? Sabes que Rioya y yo somos casi hermanos. Aunque hayamos tenido diferencias, no puedo hacerle eso.

-Pues toma una decisión. No apoyar a mi reino es estar en contra mía. Tú eliges si deseas que tu principado se mantenga aliado a nosotros o prefieres que pase a ser considerado un territorio rebelde.

Dorba entró en un fuerte dilema, se sintió entre la espada y la pared. Buscó un consejo en su esposa, quien le dijo que ante todo debía intentar hacer lo correcto. Pensando en ello temió que, si desobedecía al rey Moal, la primera medida coercitiva en su contra sería buscar dañar a la mujer que amaba, así que viajó en búsqueda de Bopo para pedirle que le transfiriera Goan que pudiera protegerla.

-Bopo, sé que hoy en día sólo transmites Goan en pociones. Pero necesito que hagas una excepción. Dale Goan a mi esposa por medio de una transferencia, por favor.

El príncipe le platicó al anciano sobre lo que pasaba entre Moal y Rioya. Bopo no se sorprendió de saberlo, de hecho le contó más información relevante al respecto.

-Sabía que esto sucedería pronto. Moal no es de confianza, el poder es lo único que le importa. No podemos esperar más, tengo que confiarte una misión de suma importancia, Dorba. El futuro de todos está en juego –le dijo con preocupación–, Moal ha podido transformar al mundo a su antojo en pocos años de su reinado; pero eso no es nada, si él llegara a tener más poder, una época de penumbra cubriría al mundo. Lamentablemente eso es una posibilidad y está más cerca de lo que crees. Debes saber que como heredero original de Goan, tengo una habilidad única que pocos conocen; puedo sentir la presencia del Goan en el mundo. Y por ello te puedo hacer una aseveración que nadie sospecha: el Goan azul aún no está extinto. Moal ya debe saberlo y estar en su búsqueda, quizá Rioya se está interponiendo en sus planes y por eso tiene urgencia en matarlo. Lamentablemente no puedo saber con precisión la ubicación del aura azul como lo hago con mi propio Goan, pues en el caso del poder proveniente de Adorisse, únicamente soy capaz de sentir una vibra en el ambiente que me recuerda a ella. Creo que la razón por la que puedo percibirlo, es por el amor que le tenía a Adorisse. Nadie sabe esta historia, pero antes de haber llegado a la Cueva del Poder ambos éramos pareja. Después todo se vino abajo por culpa del Goan y las discusiones generadas por éste, pero nunca dejé de amarla. La conexión emocional entre los dos pudo haber creado un nexo con el que inconscientemente transmitimos un poco de poder del uno al otro y quedamos ligados. Yo no debería ser capaz de sentir esa porción de Goan tan minúscula, pero mi teoría es que es el amor hacia ella lo que consigue intensificarla. Sin embargo, la realidad es que apenas sería capaz de reconocer la ubicación exacta del Goan azul cuando lo tuviera enfrente, por ello tendría que recorrer todos los rincones del mundo en su búsqueda, algo que mi viejo cuerpo no podría lograr. No obstante, he pensado que aún sería posible usar eso a nuestro favor. Lo mismo que yo soy capaz de sentir, también debería conseguir hacerlo en menor medida un receptor de mi poder, quien sólo necesitaría entonces completar el otro requisito indispensable; quizá si logramos utilizar tus pensamientos más amorosos, logremos conseguir que repliques esa reacción en el Goan, como lo hace conmigo al pensar en Adorisse. 

-Claro que puedo intentarlo, Bopo ¿Crees que podamos aprovechar un objeto para detonar ese sentir amoroso? Tengo un reloj de bolsillo que para mí simboliza todo el cariño que le tengo a Gaena. 

-Podría funcionar. Si ese reloj es capaz de abstraer todos tus sentimientos en una gran masa de cariño, creo que lo conseguirías. Sólo tendrías que suministrarle al objeto algo de tu Goan de vez en cuando. Hagamos la prueba.

El experimento fue un éxito, Dorba se hizo de un detector de Goan con el que podía salir a buscar el poder remanente de Adorisse. Cuando el objeto entraba en contacto con el aura roja, el cristal del reloj se coloreaba de ese color y tenían la esperanza de que haría lo mismo cuando consiguiera encontrar a un poseedor del aura azul. 

Al ver el compromiso de Dorba hacia la misión, Bopo accedió a transferirle Goan a Gaena. En poco tiempo, ella demostró habilidades innatas distintivas; su sensibilidad y nobleza le permitieron destacarse en las técnicas regenerativas y, sorpresivamente, fue capaz de obtener un don que escasos poseedores de Goan llegan a conseguir: sentía y podía comunicarse con animales y todo tipo de criaturas sin necesidad de abrir la boca. Dorba quedó encantado con el progreso de su mujer, pero debió partir pronto para cumplir con la encomienda del heredero original del Goan. No podía darle la espalda al hombre que representó tanto en su formación, aun sabiendo que esto agraviaría a Moal. A modo de precaución, Dorba le explicó a Gaena la situación y le pidió que se quedara en el principado mientras él salía en una misión importante. La primera persona a quien pensó en visitar fue a Rioya, quien aparentemente conocía algo sobre el asunto del Goan azul. En el corazón del bosque en el que pasaron juntos tantas aventuras, Dorba y Rioya volvieron a encontrarse.

-Veo que sigues viviendo sin problemas en la intemperie, Rioya.

-Así es, no todos necesitamos de palacios para sentirnos valorados, amigo.

-Sabes que no acepté asumir el cargo por caprichos personales. Era lo mejor para buscar pacificar al mundo.

-Pues vaya que lo consiguieron bien… mira detrás de ti, ¿recuerdas a nuestro compañero de batalla? –señalando a Seip, quien estaba presente–. Él también decidió confiar en Moal, ahora vive arrepentido de haberlo hecho. Si ambos se hubiesen unido conmigo para confrontarlo antes de que esto creciera, habríamos acabado con este problema a tiempo. Hoy ya es muy complicado hacerlo, el reino de Valle Roble se ha vuelto demasiado fuerte.

-Entiendo, puede que hayamos tenido discrepancias en el pasado, Rioya. Pero vengo a aceptar mi error y a pedir tu apoyo. Necesito que me ayudes a encontrar el Goan azul antes de que Moal lo haga.

-Qué tonterías dices, el Goan azul se extinguió cuando matamos a los Móruvel. –Con serenidad en su rostro, Rioya ordenó a Seip y Dartio que retiraran a todos los hombres del lugar. Cuando se supo solo, interrogó a Dorba – …¿Dónde escuchaste eso? ¿Qué sabes al respecto?

-Bopo me confesó que aún existe el Goan azul. Él cree que probablemente tú ya estabas enterado de ello. 

-Mira, Dorba, sé que tú y Bopo son buenos hombres, por eso voy a hacer una declaración que nunca más voy a repetir. Bopo tiene razón, ese poder aún existe y yo lo he visto. No puedo ayudarlos de otra manera, el Goan azul debe ser quien encuentre a quien deseé, y no al revés. No pierdas tu tiempo, ni tú ni Moal serán capaces de dar con él, aquél poder está dentro del último ser en el que esperarían verlo. 

-Tienes que ayudarme, sólo así detendremos a Moal antes de que sea imposible. Permíteme reivindicarme.

-No es el mejor momento. Pero no te atormentes por el pasado, hiciste lo que creíste correcto. Hoy en día sólo nos queda ser cautelosos porque nuestro poder de ataque es menor al de Moal. Sin embargo, quizá tu visita sirva de algo a final de cuentas. Como sé que eres un hombre de una sola pieza, puedo sincerarme contigo y ser yo quien pida tu ayuda. Moal tiene un espía al interior de mi campamento, he dejado de confiar en todos, con excepción de Fyrod. El rey tirano quiere acabar conmigo por la información que sé sobre sus planes. Me atrevo a decírtelo porque sé que pronto me volveré en su objetivo principal y, si yo muero, no puedo permitir llevarme esta información a la tumba. Deja de preocuparte por el Goan azul, la amenaza real es la nueva habilidad descubierta por Moal. De algún modo aprendió a revertir la transmisión de Goan y ahora es capaz de sustraerlo de la gente y conservarlo. Su poder está creciendo y pronto será invencible si no se le detiene. Pídele ayuda a Bopo, quizá él pueda encontrar una solución al respecto.

Dorba regresó con prisa a Paso Caol para buscar contactar a Bopo lo antes posible. Le explicó la información que Rioya le había comentado y le preguntó si él consideraba que esto fuera posible. El viejo le respondió que la existencia de una habilidad así tendría cierta lógica, pero no lograba entenderla del todo. Tendría que hacer pruebas para ver si lograba desarrollar algo como lo que le describió. Fueron necesarios varios intentos y fallos, pero al fin Bopo consiguió aislar una habilidad así en una poción. Con ella una persona podría atraer el Goan depositado en cuerpos externos. El conejillo de indias para la muestra definitiva terminó siendo Dorba, quien para probar la eficiencia de la poción recién bebida, intentó robar un poco de Goan del viejo Bopo. Tras sólo un par de segundos poniendo la mano sobre el pecho del anciano, Dorba fue expelido y perdió el conocimiento por el inmenso poder que el heredero original desprendió en ese breve lapso. La poción funcionó. Entonces Dorba y Bopo cayeron en cuenta de que Rioya tenía razón, Moal representaba un gran peligro con una habilidad así, pronto acumularía demasiado poder que lo haría prácticamente invencible. 

Por ello, Dorba se ofreció a ser el contrapeso que pudiera representar un riesgo para el rey, y desde entonces comenzó una travesía por el mundo para recuperar el Goan remanente de los portadores ya fallecidos. Fue difícil para Dorba aceptar que se había convertido en un profanador de tumbas, pero consideraba que hacía ese ominoso acto en busca de un bien mayor. La idea funcionó bien en las primeras semanas, pero conforme se acercó a los dominios de Valle Roble, se dio cuenta de que Moal ya se había anticipado a su plan. Las tumbas de los compañeros fallecidos en la Gran Revolución estaban abiertas, sus cuerpos yacían completamente secos de Goan. Dorba se encontró en una disyuntiva; pese a que se negaba a tomar el poder de personas vivas, sabía perfectamente que su poder actual resultaría insuficiente. Resolvió entonces en crear una lista de los delincuentes más detestables que poseyeran Goan y se convirtió en un cazador de sus cabezas. Se encargó de visitar distintos poblados y de reducir la tasa de criminalidad al despojar de todo su poder a los principales malhechores. Las reservas de Goan al interior de Dorba crecieron de manera importante en ese periodo, pero también acarreó un problema serio que ni Bopo ni él pudieron prever. El Goan se fusiona con el espíritu de su portador a lo largo de toda su vida, por ello absorberlo hacía que parte de la esencia del anterior dueño también ingresara al organismo; y Dorba se había encargado de darse un festín con las esencias de lo peor que la humanidad podía ofrecer. Los cambios en la personalidad del príncipe Dorba no tardaron en dejarse ver.

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